LA PARROQUIA DE LA GARITA POR LA ADVOCACIÓN AL SANTO HERMANO PEDRO
Por su vida dedicada a los humildes, por su descendencia de los pueblos aborígenes de las islas Canarias, hacemos campaña por la devoción del Santo Hermano Pedro en la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús de La Garita.
EL HERMANO PEDRO BETANCUR: DESCENDIENTE CANARII DE LA ALTA NOBLEZA SEMIDÁN
EL HERMANO PEDRO, DESCENDIENTE DE GUANCHES Y CANARII: EL SANTO DE LOS CANARIOS.
El hermano Pedro Betancur o Béthencourt, recientemente canonizado por Su Santidad, el inolvidable Juan Pablo II, dejó profunda huella de su misión cristiana en Guatemala. Este santo canario nació en la isla de Tinerfe, aunque con el árbol genealógico que acompañamos al final de este epígrafe se puede confirmar su origen Canarii (población aborigen de la actual isla de Gran Canaria). No en vano, descendía de Atidamana o Andamana y Gumidafe, por la línea del Achesemidán de Galdar, Tagoter Semidán.
Pedro Delgado y Teresa García fueron los antepasados del hermano Pedro, ambos aborígenes naturales de la isla de Gran Canaria. Pedro Delgado acudió a la conquista de las islas de La Palma y Tenerife, estableciéndose a la conclusión de dicha empresa en el territorio tinerfeño de El Realejo de Arriba. Consta en diversos protocolos que recibió tierras en Güimar, Taoro, Acentejo e Icod de los Trigos (cercano a Icod de los Vinos). Asimismo consta de los instrumentos públicos que su esposa Teresa García era también natural de la isla de Gran Canaria. La descendencia de Pedro y de Teresa mantiene los vínculos con Gran Canaria, a través de una amplia endogamia canarii. Así los hijos de este matrimonio fueron: Cristóbal Delgado. Pedro Delgado (que casa con la canarii Isabel García). Francisco Delgado. Antón Delgado (que casa con la canarii María Torres). Juan Delgado (que casa con la canarii Juana Mayor). Y María Delgado, que casa con Juan Betancor. De este último matrimonio, como podemos apreciar en el árbol, continúa la línea genealógica que desciende hasta el hermano Pedro.[1] Juan de Betancor (de quien no se puede afirmar, en estos momentos, si procede del tronco legítimo descendiente de la princesa Teguise, pero que por las circunstancias que rodean las alianzas matrimoniales de la familia Delgado no se descarta la probabilidad de que fuese de origen gran canario) y María Delgado, tuvieron al menos dos hijas: una de ellas fue Catalina de Béthencourt (también conocida como Catalina Delgado), quien casó a mediados del siglo XVI con Pedro González. Este Pedro González era hijo de otro Pedro González y de Catalina García, y nieto por línea paterna del canarii Pedro González, quien recibió tierras en Acentejo, Buenavista y El Palmar; Pedro González, indígena de Gran Canaria estuvo casado con Marina Mayor o Texena, probablemente natural de la isla de Gran Canaria, teniendo presente la endogamia desde este tronco genealógico entre naturales de dicha isla, y el hecho de que en la conquista de Tenerife estuvieron presentes varios conquistadores canarii de apellido Mayor. Pedro González y Catalina de Betancor, descendientes de sangre canarii, tienen a Juan de Betancor, quien contrae matrimonio en el año 1583 con Catalina Rodríguez, hija de Amador González de la Rosa (hasta la fecha no hemos obtenido más datos sobre este personaje, pero sí sabemos que un grancanario al mando del guayre Maninidra, se llamaba Pedro de la Rosa) y de Catalina Rodríguez. Y a su vez, del matrimonio compuesto por Juan de Betancur y Catalina Rodríguez nació Amador González, quien contrajo matrimonio con Ana García: estos fueron los padres del santo hermano Pedro. Regresando al árbol genealógico observamos que la hermana de Catalina era Francisca Béthencourt o Betancor, quien contrajo matrimonio con Pedro de la Sierra, hijo de Antón de la Sierra y María González Maninidra, de claro origen grancanario o canarii. María era nieta del famoso guayre Maninidra; y Antón, natural de Gran Canaria, pudiera además ser pariente de Bentagaire (algunos historiadores aseguran que se trata del propio Bentaguayre). Además ha de añadirse que, tal y como hicieron familias de canarios en Tenerife, que tenían ciertas vinculaciones con su origen, mantenían sociedades para gestionar conjuntamente el patrimonio en dicha isla, como fue el caso de Pedro Delgado con Antón de la Sierra, que tenían unas colmenas en común en Taoro (bajo la Cuesta).[2] Asimismo Pedro Delgado, junto con Juan Dana tenían un manantial que rezumaba en una Peña en Taoro por arriba del Auchón del Rey Grande, con siete fanegadas de tierra de sembradura.[3] Con el ejemplo del hermano Pedro alcanzamos la perspectiva de dos realidades históricas. En primer lugar, la indiscutible pervivencia de la población aborigen, de la cual tiene un alto porcentaje el santo canario, como hemos podido observar, siendo en gran medida dicha sangre de los naturales de la isla de Gran Canaria que se avecindaron en la isla de Tenerife. En segundo lugar, el hermanamiento que se produjo entre las dos islas centrales del archipiélago, siendo la cuna del santo la isla de Tenerife, y las raíces de dicha cuna la isla de Gran Canaria. [1] José Antonio Cebrián, en su libro “Ensayo para un Diccionario de conquistadores de Canarias”. 2003, editado por la Consejería de Educación, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias conjuntamente con Fontes Historiae Canariae, página 186 y 187. Y el libro de Nelson Díaz Frías, titulado “Linajes de San Miguel de Abona”, editado por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de San Miguel de Abona, página 169. [2] Elías Serra Rafols Las Datas de Tenerife,, Libros I a IV de datas originales, Instituto de Estudios Canarios, 1978, La Laguna, pag. 100, nº 447. [3] Elias Serra Rafols. Las Datas de Tenerife, Libros I a IV de datas originales, Instituto de Estudios Canarios, 1978. LaLaguna, pag. 182, nº 903. Como dato complementario añadiremos que, de conformidad con los estudios realizados por el historiador y genealogista Miguel Rodríguez Díaz de Quintana, Juan Dara (que acudió a la conquista de Tenerife en la compañía de Pedro Maninidra). Juan Dara era hijo de Autindana Semidán (hermano de la princesa grancanaria Tenesoya Vidina, bautizada con el nombre cristiano de Luisa Guanarteme, la cual casó con Maciot II de Béthencourt), y nieto del Faycán Aymedeyacoan (quien fue bautizado con el nombre cristiano de Luis). Juan Dara, que también era conocido en Tenerife como Juan Dana, casó con la indígena grancanaria, Catalina Sánchez, y se le conocen al menos cinco hijos: 1.- Antonia Dara, que casó con Luis Sánchez, hijo éste del indígena grancanario Juan Pascual, y de la indígena grancanaria Juana Fernández. 2.- Juan Perdomo Dara, que casó con Juana Castellano. 3.- María Sánchez Dara, que casó con el indígena grancanario Juan de las Casas, y de Juana Fernández. 4.- Francisca Dara, que casó con Sebastián de Medina, hijo de Juan Vizcaíno (de nombre aborigen Guanariragua) y de María de Medina (indígenas de sangre real). 5.- Isabel Dara, casada con Manuel Díaz Juan Dara, además era hermano de Catalina Fernández Guanarteme, quien casó con el conquistador de Gran Canaria, Francisco de Cabrejas
Hermano Pedro de San José Betancurt (1626-1667)
Hermano Pedro de San José Betancurt (1626-1667)
El Beato Pedro de San José Betancur nace en Vilaflor de Tenerife el 21 de marzo de 1626 y muere en Guatemala el 25 de abril de 1667. La distancia en el tiempo no opaca la luz que emana de su figura y que ha iluminado tanto a Tenerife como a toda la América Central desde aquellos remotos días de la Colonia. El Beato Pedro de San José Betancur supo leer el Evangelio con los ojos de los humildes y vivió intensamente los Misterios de Belén y de la Cruz, los cuales orientaron todo su pensamiento y acción de caridad. Hijo de pastores y agricultores, tuvo la gracia de ser educado por sus padres profundamente cristianos; a los 23 años abandonó su nativa Tenerife y, después de 2 años, llegó a Guatemala, tierra que la Providencia había asignado para su apostolado misionero. Apenas desembarcado en el Nuevo Mundo, una grave enfermedad lo puso en contacto directo con los más pobres y desheredados. Recuperada inesperadamente la salud, quiso consagrar su vida a Dios realizando los estudios eclesiásticos pero, al no poder hacerlo, profesó como terciario en el Convento de San Francisco, en la actual La Antigua Guatemala, con un bien determinado programa de revivir la experiencia de Jesús de Nazaret en la humildad, la pobreza, la penitencia y el servicio a los pobres. En un primer momento realizó su programa como custodio y sacristán de la Ermita del Santo Calvario, cercana al convento franciscano, que se convierte en el centro irradiador de su caridad. Visitó hospitales, cárceles, las casas de los pobres; los emigrantes sin trabajo, los adolescentes descarriados, sin instrucción y ya entregados a los vicios, para quienes logró realizar una primera fundación para acoger a los pequeños vagabundos blancos, mestizos y negros. Atendió la instrucción religiosa y civil con criterios todavía hoy calificados como modernos. Construyó un oratorio, una escuela, una enfermería, una posada para sacerdotes que se encontraban de paso por la ciudad y para estudiantes universitarios, necesitados de alojamiento seguro y económico. Recordando la pobreza de la primera posada de Jesús en la tierra, llamó a su obra «Belén». Otros terciarios lo imitaron, compartiendo con el Beato penitencia, oración y actividad caritativa: la vida comunitaria tomó forma cuando el Beato escribió un reglamento, que fue adoptado también por las mujeres que atendían a la educación de los niños; estaba surgiendo aquello que más tarde debería tener su desarrollo natural: la Orden de los Bethlemitas y de las Bethlemitas, aún cuando éstas sólo obtuvieron el reconocimiento de la Santa Sede más tarde. El Beato Hermano Pedro se adelantó a los tiempos con métodos pedagógicos nuevos y estableció servicios sociales no imaginables en su época, como el hospital para convalecientes.Sus escritos espirituales son de una agudeza y profundidad inigualables. Muere apenas a los 41 años el que en vida era llamado «Madre de Guatemala». A más de tres siglos de distancia, la memoria del «hombre que fue caridad» es sentida grandemente, viva y concreta, en su nativa Tenerife, en Guatemala y en todos los lugares donde se conoce su obra. El Hermano Pedro fue Beatificado solemnemente por Vuestra Santidad el 22 de junio de 1980, en un acontecimiento de incalculable valor pastoral y eclesial para Guatemala y para toda América.